El río Limay en toda su extensión, desde su naciente hasta
su desembocadura en el Río Negro, guarda rincones muy interesantes para la
práctica de la pesca deportiva. El sector denominado Limay Medio, es uno
de los sitios favoritos de pesca de truchas marrones de muy buen porte. Ésta
es la historia de Mariano Mohadeb, un pescador que de la mano del guía
Mariano Srur, se encontró con una fantástica trucha en una jornada
que quedará grabada en su memoria para siempre...
Esta anécdota se originó un día domingo, a pocos días del
inicio de la temporada de pesca pasada. Mariano Mohadeb vivió una
experiencia con la que cualquier pescador soñaría, junto con el guía de pesca
Mariano Srur en el acceso al río conocido como Bajada Colorada, cerca de Piedra
del Águila. Esa zona es muy famosa ya que en los meses de marzo y abril
las truchas comienzan a migrar río arriba. Son truchas adultas de excelente
porte, en el mes de noviembre no es usual encontrar peces de gran tamaño. Sin
embargo Mariano se encontró con una trucha marrón de más de 4 kilos y lo
cuenta de ésta manera:
“La vimos por primera vez hace casi media hora, cuando saltó
a unos 20 metros del bote. Ahora, está a dos metros de Mariano (el guía) que se
maldice por no haber traído su copo más grande. En el último intento,
inexplicablemente la trucha no entró en la red… pero habrá otro.”
“Los tres nos movíamos por las tranquilas pero abundantes
aguas del Limay Medio, en el comienzo de la temporada.”
“ La trucha es una marrón residente que la balanza
marcó 4,550 kilos, difícil de encontrar en esta época del año. Sin duda,
alguien se encargó de ponerla ahí.”
“Mi caña es una Sage Nº 4 de 9 pies que compré nueva en una
barata de cierre de temporada, junto con una línea de hundimiento medio de
oferta, que en cualquier momento puede entrar por enésima vez al agua.”
“Por mi cabeza pasan súplicas permanentes, pese a mi
agnosticismo: ¡Ay dios, que no se me escape! También recuerdos imborrables como
el de mi viejo queriéndome hacer pescar en el Río de la Plata con langostinos
que reposaron en limón. Y otros recuerdos demasiado recientes que me inquietan:
el nudo del líder a la Woolly Bugger – negra por supuesto – y mi anzuelo sin
rebaba.”
“Trato y logro despojarme de todo y pensar solo en lo que
tengo que hacer: no cometer errores de esos que más de una vez me arrancaron
insultos inmensos y hasta alguna lágrima de bronca. Por momentos escucho que el
guía me habla, pero no sé bien qué me dice.”
“Ya salté del Mackenzie (bote con remos) y la trucha está
otra vez sobre la costa y seguramente querrá correr nuevamente hacia el medio
del río. O no…
Son las 11 de la mañana del primer día de pesca y estamos en
el agua desde hace sólo un rato. Ya falta poco, muy poco…”
“Esta vez retrocedo sobre la costa para que Mariano pueda
meterla en el copo más fácilmente. Puede que ya no quiera correr, aunque
dudo que vaya a entregarse. Fundamentalmente porque ella es dueña de su tiempo
y por ahora también del mío, algo que lógicamente me complace y también
merezco.
¡La tengo!
Finalmente Mariano la toma del copo y sonríe victorioso. Su
lucha y la ayuda del guía dieron sus frutos. Una experiencia inolvidable: cada
segundo con la trucha en las manos es invaluable.
Mariano finalmente la devuelve a las aguas del Limay para
que su vida continúe y otros pescadores puedan quizás llegar a vivir la misma
experiencia que vivió él.
A todos aquellos que se apasionan por esta actividad, pueden
comprender lo que Mariano sintió ese domingo de noviembre. Esperemos que
el inicio de la nueva temporada, reciba a los pescadores con historias como
éstas.
Suerte para todos, y recuerden adquirir antes de salir a
pescar adquirir el carnet correspondiente y respetar las condiciones de pesca
deportiva estipuladas.
Para contactarse con el guía de pesca Mariano Srur: www.riolimaymedio.com
Fuente: Neuquén tur.-
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